El fallecimiento de Sonia Ponce en nuestra ciudad se suma a la extensa lista de femicidios que vienen sucediendo en todo el país y el mundo, en este contexto de aislamiento social obligatorio, aislamiento que no ha frenado la violencia machista que se desata sobre las mujeres, les niñes y las disidencias.
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En nuestra ciudad seguimos como hace años, escuchando que el problema es que “no hay presupuesto”, lo que se verifica en la falta de políticas de trabajo y vivienda para las víctimas de violencia, la cantidad insuficiente de profesionales para acompañar a las mujeres y niñes; la falta de formación con perspectiva de género que evidencian los funcionarios encargados de la atención de las mujeres y los “tiempos de la justicia” que siempre llega tarde, cuando llega.
Sonia ya había hecho denuncias a Raúl Funes por lesiones y amenazas, donde le había sido otorgada una orden de restricción y la ayudantía fiscal se encontraba intentando elevar la causa del año pasado a juicio, al momento de suceder el femicidio.
Lo que hace y deja de hacer la justicia sienta precedentes y educa al resto de la sociedad. El funcionamiento patriarcal de la justicia no garantiza la protección de las víctimas, y hace que una y otra vez los violentos sigan con sus vidas como si nada. Si un violento ve que alguien que hace algo peor no recibe ningún tipo de castigo, entonces no habrá nada que lo detenga de hacerlo, si total no pasa nada, como si fuera una especie de derecho que se les otorgara.
Vamos a los números. El porcentaje de femicidios dentro del hogar que era del 61% antes de esta pandemia, en este momento asciende al 75%, llegando a tantas mujeres muertas por femicidio como días de cuarentena. La conclusión que se debería sacar es que el hogar es el lugar más inseguro, que es donde se suceden la mayoría de los hechos de violencia contra las mujeres, como fue el caso de Sonia.
¿Por qué sucede esto? Porque las mujeres hemos estado relegadas históricamente a un lugar de ciudadanas de segunda, donde nos venden que la cúspide de nuestras vidas es el de formar una familia. Entonces lo damos todo por mantener ese hogar. Algo que suele escucharse es que las víctimas no quieren romper la familia, que qué van a hacer con los chicos, y principalmente, que dónde se van a meter si no tienen dónde ir. Lo concreto es que las mujeres no tenemos dónde ir porque por estar en el hogar, una gran proporción no tiene trabajo y depende económicamente del marido, pareja, padre, etc.; y aquellas que sí cuentan con algún trabajo, siempre son las primeras que pueden perder el empleo simplemente por ser mujeres, son las que cobran menos que el compañero varón, y un sin fín de situaciones más que se acumulan unas con otras…
Dadas las circunstancias, el movimiento de mujeres se viene movilizando masivamente hace años para revertir esta situación, que ha tenido muy pocas respuestas y políticas concretas. Es por eso que la tasa de femicidios no desciende. Desde el gobierno nacional se han hecho muchísimas campañas para promocionar la línea 144, línea de atención a las víctimas. Donde las mismas trabajadoras que contienen también están en una situación laboral violenta, porque están colapsadas y no cuentan ni con los elementos materiales para asistir a las víctimas, ni con los elementos de higiene para prevenir el coronavirus. ¿Cómo es la cosa? Nos quedamos en casa para cuidarnos de la pandemia, pero nadie atiende la pandemia de femicidios que aparece dentro de las cuatro paredes y del otro lado del teléfono hay otra mujer siendo violentada.
No queremos seguir pagando con nuestras vidas la inacción estatal, por lo que exigimos que se garanticen políticas de cuidado hacia las mujeres, les niñes y las disidencias. Queremos presupuesto para que ninguna mujer o disidencia se vea obligade por la dependencia económica a seguir en aislamiento con los violentos, por eso se necesita que los hoteles y albergues se conviertan en refugios para atender a las víctimas y separarlas de los victimarios inmediatamente; y un salario universal de $50000. También exigimos presupuesto y el pase a planta permanente de las trabajadoras de la línea 144.
JUSTICIA POR SONIA PONCE
CÁRCEL EFECTIVA PARA RAÚL FUNES
BASTA DE FEMICIDIOS
NI UNA MENOS - VIVAS NOS QUEREMOS
EL ESTADO ES RESPONSABLE
Las Rojas Chacabuco
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