La familia de Silvia Pereyra, la peluquera de 59 años asesinada a puñaladas hace un año en la localidad bonaerense de Chacabuco, pide que en el juicio, que aún no tiene fecha de inicio, los dos acusados del crimen sean condenados "para siempre" y de esa manera tener "una luz de paz".
Por su parte, el fiscal Daniel Nicolai ya elevó la causa para que Cristian Candia Guerrero (20), inquilino de la víctima, y Juan Ignacio Steurer (31) sean juzgados por el delito de "homicidio agravado mediando violencia de género, con el concurso premeditado de dos personas, con alevosía, y por haberse cometido para consumar y procurar la impunidad de otro delito", que prevé prisión perpetua.
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"Estamos viviendo un infierno pero esperamos que los condenen para siempre, aunque eso no nos sirva de mucho, sería una luz de paz ante tanto sufrimiento", dijo a Télam Alejandra Duarte, una de las hijas de la víctima, al cumplirse hoy un año del crimen.
La mujer recordó a su madre como una persona "alegre", que estaba siempre "contenta" y que hacía 10 años había quedado viuda tras la muerte de su esposo, padre de ella y tres hermanos más -dos mujeres y un varón-, por lo que Silvia tuvo que quedar "al frente de la familia".
"Ella era muy unida a mi papá y cuando murió quedó a cargo de todos, nunca bajo los brazos porque era muy luchadora", sostuvo Alejandra.
Respecto al avance de la causa, la hija de Silvia se mostró "muy conforme" con el trabajo del fiscal Nicolai y afirmó que los dos acusados fueron los que cometieron el asesinato.
"No entiendo como hicieron algo así, es inexplicable. Candia alquilaba una de las habitaciones y a Steurer lo conocíamos de chiquito porque vivía a la vuelta y se cortaba el pelo con mi mamá", aseguró la mujer.
En tanto, el abogado Hernán Sibiglia, representante de la familia de la peluquera, dijo a Télam que constan en la causa varios "elementos que confirmaron que ellos fueron los autores" y que en los próximos meses el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) de Junín fijará la fecha de debate.
"Pisadas de zapatillas que pertenecían a Steurer, sangre en su ropa, el cuchillo usado en el crimen apareció en la habitación de Candia", enumeró el letrado.
En el requerimiento de elevación a juicio, el fiscal dio por acreditado que los imputados robaron dinero, una notebook, un bolso y un teléfono celular de la peluquera.
Nicolai incluyó el agravante de la "violencia de género" por considerar Steurer y Candia Guerrero, de nacionalidad paraguaya, se aprovecharon que la víctima los conocía, que al momento del hecho estaba sola y que eran de una contextura física mucho mayor a la de ella.
El hecho ocurrió el 19 de enero de 2019 en un domicilio situado en Santiago Roca 79, entre Padre Doglia y Avellaneda, en el barrio Ubaldo Martínez, a unas 15 cuadras de la plaza principal de Chacabuco, en el noroeste de la provincia de Buenos Aires, donde residía la mujer.
De acuerdo a los voceros, la peluquera intercambiaba mensajes por WhatsApp con su hija Eliana, de 32 años, hasta que alrededor de las 11 su madre no respondió más.
Ante esa situación, la hija se dirigió a la casa y una hora después la encontró tirada en el piso de la cocina, sobre manchas de sangre.
Al ver este escenario, la mujer llamó a la Policía, por lo que efectivos de la comisaría local se trasladaron hasta el lugar y constataron que la peluquera estaba muerta.
Según las fuentes, los médicos que revisaron el cadáver constataron que Pereyra fue atacada con un arma blanca tipo cuchilla con la que le produjeron lesiones de diferente extensión y profundidad.
El resultado de la autopsia a la que Télam tuvo acceso confirmó que las puñaladas de mayor importancia fueron las localizadas en el lóbulo medio pulmonar con entrada por la espalda, la de veinte centímetros en el cuello y la del tercio superior del hombro derecho.
A su vez, los peritos establecieron que la puerta de entrada ni las ventanas del inmueble fueron violentadas, por lo que cobró fuerza la hipótesis de que la peluquera conocía a su agresor y le permitió el ingreso.
En ese sentido, los pesquisas determinaron que la peluquera cobraba dinero en efectivo por el alquiler de unos departamentos ubicados en la misma cuadra que su domicilio y que ése podría ser el botín que los asesinos fueron a buscar. (Télam)
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