El médico pediatra que llegó a ser jefe comunal sigue destacándose por el ritmo vertiginoso de su gestión.
A pesar de que muchos creían que no era posible, ha organizado reuniones de gabinete diarias la mayor parte del tiempo en el que ha sido intendente. Por momentos, los centenares de fotos que publica su servicio de prensa personalizado evidencian cierto cansancio en su rostro. Pero lo cierto es que Aiola logró inyectarle un ímpetu diferenciado a su gobierno. Está sobre los funcionarios, viendo qué hacen y qué no.
Ahora se inicia el último año de su mandato o el camino a la reelección. Parece no tener contrincante, pero Aiola mismo es la prueba de que la coyuntura política puede hacer que una persona que sin ninguna experiencia de dirigente y militante puede ganar una elección ante candidatos experimentados.
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