Junto a docentes.
A través de los programas de nutrición, un equipo especializado de Salud detectó tres casos graves de trastornos alimentarios que sufrían jóvenes que asisten a escuelas de nuestra ciudad.
La información fue brindada por la directora de Salud, Yesica Berterame, y la nutricionista, Nancy Francione.
Los casos fueron detectados por docentes que recibieron capacitación sobre el tema.
“Este año trabajamos sobre la salud materno-infanto juvenil –explicó Berterame–. Uno de los ejes es trabajar en la nutrición, sobre todo tratando los hábitos para que sean saludables. El equipo de nutrición, que es interdisciplinario, está integrado por nutricionistas, psicólogos, asistentes sociales, endocrinólogos y pediatras. Atiende los jueves a las 8.00 de la mañana; allí se hace la admisión de pacientes. Hay talleres y jornadas para los padres y a los chicos se les brinda atención pediátrica”.
“A partir del año pasado –agregó la funcionaria– se comenzó a trabajar en las delegaciones . En Castilla se trabajó muy bien. En abril de este año el programa de nutrición se descentralizó; no sólo se brinda asistencia en todos los centros de atención primaria de la salud, tanto en Chacabuco como en las delegaciones, sino que también se han planteado jornadas y talleres mensuales en los Centros de Atención a la Infancia, jardines de infantes o escuelas primarias. La idea es atender en la unidad sanitaria y, también, salir al barrio para trabajar con la modalidad de taller”.
Por su parte, Francione sostuvo que “para tratar la obesidad hemos organizado el programa Crecer Sanos. Está destinado a niños con sobrepreso. Trabajamos con las familias, con los papás, se hacen talleres simultáneos para los padres, en los que se les da herramientas para que hagan cocina dietética y que cambien sus hábitos. A los niños se los estimula con juegos de alimentación saludable. También tenemos la campaña Chacabuco Desayuna, que promovemos en los barrios, que está en línea con el programa provincial de desayunos y meriendas saludables. La idea es promover que todas las personas desayunen porque beneficia a todas las actividades que tengamos luego, durante el día. Tomar mates no es desayunar, sino tomar agua caliente. Es un hábito muy arraigado y hay que ver si se puede modificar incluyendo algún lácteo”.
“El programa contra trastornos de la conducta alimentaria comenzó hace dos años –aclaró la nutricionista–, luego se siguió con el de obesidad. Si frenamos la obesidad, hay menos incidencia de trastornos alimentarios. Es cierto que durante toda la adolescencia se necesita tener una pertenencia a un grupo. La imagen de belleza, delgada, por debajo del peso normal, es inalcanzable, entonces surgen estos trastornos alimentarios. Por esta razón, hicimos jornadas con los docentes para capacitarlos en la detección de signos que nos alarmen sobre alumnos en un estado que podría predisponerlos como es la hiperactividad. También se pueden ver de un año para el otro, como los niños demasiado adelgazados. Esto fue muy importante para nosotros porque recibimos derivaciones de las escuelas. Hubo casos de chicos que estaban graves. En uno, se trasladó a un niño al hospital. Estos problemas empiezan a los 11 o 12 años y son complejos. La bulimia y la anorexia son trastornos alimentarios, voluntarios, para poder llegar a ese peso ideal que no existe”.
En total, son 38 los niños que participan en las actividades junto con toda su familia.
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