Nahuel Pennisi: cantante ciego deslumbra a... por cristian0005
El músico se presentó en el Teatro Italiano y actuó a sala llena. Estuvo presentando su disco "Primavera"
El video se puede ver en: http://www.dailymotion.com/video/x4piqhg_nahuel-pennisi-cantante-ciego-deslumbra-a-chacabuco_webcam
A continuación, una entrevista publicada por el diario Clarín:
“Yo tengo la conexión siempre para adentro, nunca voy a lo superficial. Eso me da la posibilidad de vivir las cosas al 100 por 100. Igual, a pesar de que el hecho de no poder ver potencia mi sensibilidad, si hubiera visto igual sería músico. No sé si iba a tocar la guitarra como la toco, pero creo que el destino es que fuera así. La conexión es muy importante. Es lindo quedarse con la sensibilidad como bandera y mostrarle a la gente que el camino del sentir es muy hermoso”, explica la nueva promesa del folclore que se hizo de abajo cantando en la calle.
Exactamente, lo del oído es como un malabarismo, como hacer jueguito con la pelota, y lo importante es jugar. Con la música también es así. Sentir, disfrutar, la intuición. El oído te facilita todo, pero no es la herramienta más importante. La música está conmigo desde siempre, en mi familia son todos músicos y la clave fue cuando empecé a tocar en la calle. A los 16 años le dije a mis viejos que quería compartir esto con la gente y el único modo era la calle. Al principio se sorprendieron y me dijeron que estaba re loco, pero yo sabía que eso me iba a enseñar mucho en la vida. Fue lo que me llevó a la música como vocación. Después mi mamá entendió, y siempre me respetaron. Me decían que yo era bastante especial y me acompañaban en mis locuras.
¿Cómo era esa rutina?
Iba a la mañana al colegio, volvía a casa al mediodía, comía, una siestita corta y me iba a Varela y tomaba el colectivo 129. Me bajaba en el Luna Park y de ahí iba por Lavalle hasta Florida. Llegaba a la peatonal tipo cuatro o cinco de la tarde y me ponía a tocar justo a la hora que la gente salía del laburo y me quedaba hasta las 6 y media. Tenía ganas de seguir historia o abogacía, pero ahí descubrí que quería hacer música. Incluso en la escuela me decían que estaba bastante vago, pero mi viejo, que también es director de escuela, habló con los profesores y les explicó que mi camino era la música y que lo entendieran. Después los profesores me entendieron, y algunos hasta me pidieron disculpas.
¿Por qué el folclore como género?
No sé si lo que hago es tan popular. Mi abuelo siempre me decía que cantara cumbia, y yo le explicaba que iba a seguir lo que sentía y lo mío era el folclore. Me conectó mucho con mis raíces. Mis viejos son del rock, y yo descubrí el folclore escuchando la radio. Después llegó la música cubana y descubrí a Silvio Rodríguez que fue una referencia fundamental. Hoy no me considero un artista folclórico, sino que hago música popular que tiene que ver con el folclore latinoamericano, pero que trae distintas influencias. De a poco fui descubriendo a los grandes maestros, Cafrune, Falú. Fui a lo puro, porque para hacer algo distinto hay que ir al original. La música es como un pasamanos, yo aprendo de los que estuvieron y de los que están, para dejar algo a los que vendrán. Es lo que tiene la música, que es infinita, y construir una identidad desde el sentimiento es lo más importante.
Es muy fuerte, es lo que más me llega. Me emociona cuando la gente se conmueve con mis canciones. Es importante transmitir y que a la gente le quede algo de lo que uno hace. Se lo agradezco a la música. Es la misión que me da y mi forma más pura de expresarme. No tengo apuro, disfruté cada paso del camino hasta llegar acá. Me siento agradecido a mucha gente. En el disco me ayudó mucho un amigo que se llama León Cuyé, que hicimos canciones juntos y Rodrigo Molina que quien venimos hace tiempo.
¿Por qué Silvio Rodríguez?
Silvio es un artista que me genera muchas cosas desde su identidad. Su manera de escribir y sus ideales. “Yo me muero como viví” es el reflejo de lo que estoy haciendo. Voy a morir feliz mientras disfrute, y eso estoy haciendo.
¿Sos consciente de tu carrera puede ser fuente de inspiración para muchas personas?
Sí, y lo tomo con mucha tranquilidad. Soy un instrumento de la música. El sentimiento, la dedicación y el compromiso van por delante de todo.
Todos solemos añorar más aquello que nos falta, en ese plano, ¿existe en vos el deseo de abrir los ojos y ver algo o alguien en especial?
Tuve dos oportunidades de ver y no las quise. Una fue en la escuela especial a la que iba, cuando surgió una beca para hacer una operación. Les dije que mejor la aproveche alguien que necesitara ver más que yo, que ya había elegido mi camino, que me sentía bien así. La otra fue en México, que me dijeron que me iban a pagar la operación para cumplir mi sueño de poder ver. Les expliqué que ese no era mi sueño, sino ser músico, disfrutar de la vida. A veces es difícil de entender, pero yo sostengo que mi vida es así. Por algo nací así. ¿Si hay algo que alguna vez quisiera ver? Será la luna, cómo sale el sol, cosas más de lo natural. Porque me es difícil crearme las imágenes cuando me dicen “se está escondiendo el sol”, “está nublado”. Entiendo el significado, lo puedo usar en metáforas, pero lo entiendo desde otro punto. No tengo apuro, si en algún momento se da ver, así será. Por ahí quisiera ver la cara de mi mamá, pero tampoco es necesario porque ya la conozco a mi manera.
¿Cuál sería tu futuro más feliz?
Seguir siempre con la música, recorrer el mundo, visitar otros lugares. Disfrutar, como siempre. Cuando era un niño jugaba a hacer música, ahora es lo mismo. Sigo jugando. Creo que no hay límites y espero seguir aprendiendo. Toda la generosidad que han tenido conmigo, tipos como León Gieco por ejemplo, hacen que quiera ser así. Cuando puedo ayudar me siento feliz. Eso es lo máximo. Seguir muy tranquilo, con perfil bajo, casi sótano, yo vengo de un barrio y soy humilde. Creo mucho en la música que transforma.
A continuación, una breve biografía publicada en Taringa, que data de 2010:
Su infancia
Nahuel nació en Buenos Aires, el 19 de octubre de 1990. Desde muy pequeño demostró una sensibilidad especial por la música. Siendo muy pequeño, entre los tres y cuatro años, sus padres notaban cómo escuchando alguna canción se sensibilizaba hasta el llanto y al preguntarle “¿Querés que ponga otra canción?” él respondía que no, pues le gustaba. Como ellos eran aficionados a la música había varios instrumentos en la casa donde vivían. Así fue que, a los cuatro años, lograba interpretar melodías en un sintetizador, incluso con acompañamiento. Él disfrutaba todo esto ya que era como un juego que realizaba junto a sus padres.
A los siete años ya manifestaba sus propias preferencias musicales y empezó a escuchar a un cantante muy famoso de “cuarteto” (un estilo muy popular en Argentina). Prestaba mucha atención a lo que escuchaba y mostraba gran interés en el sonido del bajo. Podía cantar toda la línea melódica que este instrumento hacía en cada tema. Pronto comenzó a tocar el bajo y a reproducir estas líneas mientras escuchaba las canciones. Curiosamente, como el instrumento era muy grande como para que él pudiera tocarlo de la manera convencional, sus padres lo apoyaban en la cama y él, arrodillado en el suelo, lo tocaba al estilo de un piano, pulsando las cuerdas con la mano izquierda y las notas con la derecha. En poco tiempo, había aprendido a tocar todas las canciones que tenía en sus discos.
A los nueve años comenzó a formar parte de un coro de niños de una parroquia a la que concurrían sus padres y que su madre dirigía. Sus aportes eran muy valiosos ya que lograba cantar cualquier línea melódica sin ninguna dificultad.
Un hecho bastante desafortunado en esa época fue el que provocó que comenzara a tocar la guitarra. Una noche en que la familia había salido entraron ladrones a la casa y, entre otras cosas, se llevaron el bajo que él tocaba a diario. Por lo tanto, sus padres le proporcionaron una guitarra para que se entretenga hasta que pudieran comprarle un nuevo instrumento. Sin embargo, las posibilidades que descubrió en la guitarra lograron cautivarlo enormemente y ya no quiso volver a tocar el bajo.
Comenzó a escuchar entonces a muchos guitarristas y a copiar sus arreglos musicales, sus acordes, sus matices. Ahí fue que descubrió la riqueza musical del folclore argentino y comenzó a inclinarse por interpretar obras de este estilo. Fundamentalmente, su interés en este tiempo era desarrollar su destreza en el instrumento. Pronto, a los diez años, comenzó a tocar con un amigo que cantaba. A partir de ahí, poco a poco fue prestándole más atención y a dedicarse también al canto.
En esa época empezó a demostrar interés en el deporte y, a los doce años, comenzó a participar de distintas competencias en el ámbito del atletismo. Por lo tanto, esta actividad comenzó a ser su nuevo centro de interés y la música, sin dejar de ser importante para él, pasó a un segundo plano. Sin embargo, esto no sería por mucho tiempo.
Los primeros pasos
Su vida, en este tiempo, era muy activa: de lunes a viernes iba a la escuela por la mañana y, un día a la semana, también por la tarde. Las otras tardes las repartía entre el entrenamiento deportivo y la música. Ya, a los trece años, había comenzado a cantar en distintos eventos a los que era invitado: fiestas de la escuela, festivales solidarios, etc. Así fue que conoció algunas personas que lo invitaron a distintos programas de radio a los que iba a tocar en vivo. A los catorce, tendría su primera experiencia en un estudio de grabación. Un amigo de la familia le regaló la posibilidad de grabar un demo con cuatro canciones. El técnico que hizo el trabajo se admiraba de la facilidad con la que grabó. Expresaba que era muy llamativo cómo “Nahuel tenía la canción armada en su mente” y cómo lograba “trasladar eso al disco”.
En el ámbito del deporte comenzó a participar de distintas competencias a nivel local, provincial y nacional logrando conquistar varias medallas de oro, plata y bronce. Mientras, seguía con su actividad musical y también se inscribía en distintos certámenes cosechando desde el primer momento varios éxitos en este sentido. Poco a poco, fue dedicándole menos tiempo al deporte y más a lo que, a esta altura, era ya una pasión: la música.
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